Relaciones Tóxicas y Terapia Gestalt
La Terapia Gestalt comprende las relaciones tóxicas no solo como como dinámicas disfuncionales de contacto entre las personas, que pueden ser, con la pareja, los hijos, los amigos o los padres sino como patrones emergentes dentro de un campo relacional que permite ese tipo de ajustes creativos y no otros. Es evidente, que estas formas de relación sostienen el sufrimiento y el malestar emocional entre los integrantes.
¿Qué Define una Relación Tóxica?
Las relaciones tóxicas son patrones de comportamiento disfuncional que tienen que ver con la no aceptación de las necesidades y una estrecha toma de conciencia acerca de la situación que se vive. Por el contrario, los integrantes se vuelven reactivos o bien, pasivos frente a los comportamientos del otro. La satisfacción de necesidades auténticas se encuentra en déficit, al recurrir a modos de relación dañinos y repetitivos.
Algunas Señales de relaciones tóxicas
Falta de autenticidad: las personas no pueden mostrarse tal cuál son. Utilizan máscaras y manipulaciones, creando una desconexión consigo mismos y con lo que pasa en la relación. Se normalizan algunas de las conductas dañinas.
Dependencia emocional: la dependencia emocional frente a patrones disfuncionales domina el cuadro: control, celos, desconfianza, que pueden generar desequilibrios y actitudes de poder en la relación misma.
Manipulación y control: comportamientos de manipulación, dominio, violencia, sumisión son dinámicas comunes en el tipo de relaciones tóxicas.
Comunicación deficiente: los patrones de comunicación son velados, agresivos, hirientes y tienen una intención de manipular, herir o lastimar al otro para lograr fines determinados.
¿Cómo se Forman las Relaciones Tóxicas?
Las relaciones tóxicas no surgen de un vacío, por el contrario, son el resultado de complejas interacciones entre las historias de los individuos, los aprendizajes culturales y sociales, así como, los modelos de relaciones a los que se fue expuesto durante nuestra vida. La influencia del entorno es un factor importante en la forma de establecer relaciones saludables, neuróticas o tóxicas.
Algunos de estos factores podemos encontrarlos en ciertas vivencias, principalmente de la infancia, como son:
Heridas emocionales no resueltas: experiencias de abandono, rechazo o ciertos eventos traumáticos durante el desarrollo.
Modelos de aprendizaje: repetición de patrones tóxicos de las figuras de cuidado y de la familia de origen dentro de un contexto que permite ese tipo de vinculación.
Falta de autoconciencia: fallas en la autobservación y de reflexión acerca de cómo se están relacionando. Por el contrario, son reacciones impulsivas y proyectivas de culpas con una gran incapacidad de mirarse a sí mismos.
Necesidades en Relaciones Tóxicas
La terapia Gestalt trabajo sobre la satisfacción de necesidades en el ahora y en el proceso de contacto con otros. En las relaciones tóxicas, es probable que se depositen en los demás, la realización de necesidades, que solo atañen al individuo, pero que se ponen en juego en el momento de establecer el vínculo y el otro, es el depositario para darle solución a una conflictiva propia.
Se trata de vínculos en los que se observan los diferentes modos de relación como la introyección, la confluencia, la proyección, la retroflexión y el egotismo como una forma de evitar un contacto real con las propias necesidades, las del otro y las de la relación.
Consecuencias de las Relaciones Tóxicas
Las relaciones tóxicas pueden tener consecuencias profundas y duraderas en la vida emocional, en la salud física y en las formas de relaciones con otras personas. Algunas de estas consecuencias y que se presentan en la consulta como sintomatología, son:
Baja autoestima: la estima personal está sujeta y depende de la dinámica de críticas y rechazos, lo que erosiona su autoconfianza y sentido de valía personal.
Estrés y ansiedad crónicos: una relación tóxica generalmente se vive con una constante tensión, estrés y conflicto que lleva a experimentar ansiedad, tristeza, depresión, culpa, estar a la defensiva, agotamiento emocional y fatiga crónica.
Problemas de salud física: una gran retroflexión puede operar en este tipo de relaciones tóxicas representadas en el organismo, tales como: dolores de cabeza frecuentes, tensión muscular, dificultades para dormir, insomnio, gastritis, colitis o bien, trastornos de alimentación.
Aislamiento social: algunas personas se sienten avergonzadas por lo que viven y prefieren aislarse de amigos y familiares, lo que genera un mayor sentimiento de soledad y desconexión. Por lo general, este aislamiento se agudiza en relaciones violentas y con fuertes amenazas.
Intervención de relaciones tóxicas en la Terapia Gestalt
La intervención en relaciones tóxicas desde la Terapia Gestalt se centra en ayudar a las personas a recuperar su estima personal, darse cuenta de su autoconcepto y estima personal, cobrar conciencia de cómo contribuye al conflicto y la relación disfuncional o tóxica.
Se fomenta la responsabilidad individual y el proceso de como ambos aportan un gran peso para mantener esa toxicidad en sus emociones, en los patrones de relación, en los comportamientos manipulativos, y por supuesto, en la toma de conciencia de las necesidades propias y cómo su enfoque es proyectivo e introyectivo, culpando al otro sobre sus formas de reaccionar.
En las relaciones tóxicas existen fallas en la autorregulación organísmica. No existe capacidad de espera ni tolerancia a la frustración. Son relaciones explosivas con poca reflexión y con una gran dosis de impulsividad. No se tolera la tensión del conflicto, de las emociones y de los sentimientos perturbadores que generan este tipo de vinculación.
Las relaciones tóxicas son un fenómeno complejo que se desarrolla dentro de un campo relacional amplio. Desde la terapia Gestalt, la intervención no solo aborda los síntomas, sino que se enfoca en transformar las dinámicas subyacentes que perpetúan el malestar. A través del trabajo en la autoconciencia, la autorregulación y la responsabilidad.
Este enfoque integrador no solo facilita la ruptura con patrones tóxicos, sino que también permite un crecimiento personal profundo y el establecimiento de vínculos más saludables y satisfactorios.